lunes, 28 de diciembre de 2009

Hay viajes donde se deja el cepillo de dientes



Volver cansa las muñecas, empolva el olfato, desconoce el orden. Enigmáticamente ha engordado el salitre, las paredes se contrajeron, y el frío escapó de la memoria. Tu cuerpo vuelve cansado, hecho últimamente para las madrugadas y los madrugones, duermes tarde para soñar pesado.


Es la tibia ordenanza del regreso, la reparación lenta de las partes oxidadas, frías. Es verdad que ningún dolor rebasa tu estatura, sabes el lodoso camino de regreso a tus cabales. Fuiste todo eso que te reservaste o te reservaron, se acabaron los cuentos, y no fuiste heroína, puta o princesa, fuiste vuelo a deshora, dulce de lengua por las mañanas, atraco de los sentidos, huellas por la cocina, desnudez ensoñadora, sangre para las sábanas.


Pero quién eres tú para decir qué fuiste, si eso no es de la opinión púdica, si no eres la que se fue, la que estuvo ni la que regresó. Entonces quién es esa que ha dejado rezagos de su existencia en el lugar anterior, algún libro, pasadores, una mascada, tal vez un cepillo de dientes que es ya de la basura.



lunes, 14 de diciembre de 2009

Coincidir



Coordenadas

Creces de las doce los domingos, atravesando en nado hacia los martes. Los lunes los movemos al trabajo, y los cuerpos a la siesta por las seis. Hay música de sábado los jueves, y bailamos delicias hasta el cuatro obscuramente horizontal. Los miércoles libramos a las horas, y nos tendemos unos sobre el otro en la ingravidez de la sorpresa. Existe entonces un hueco impenetrable cuando por fin es sábado y acomodamos de riñas y contento las mañanas. Es ahí cuando recobramos el peligro de las cuentas, y sorteamos el tiempo que agradecemos gozos al comenzarnos en domingo.




Latitud

Colonizas al trópico mis ríos, salvia y flores que tapiza el mundo que ordenamos. Llenos de Adanes y Evas que asustados se refugían en el calor de mi manzana. Es tu centro el revés interminable que no descansan en entender mis manos, universales átomos despiertos.




Longitud

Mis pies llegaron tarde a pisar donde los tuyos, y los hice caminarte a prisa, mezcla de color para mis huellas. Por ello el tiempo se incrustó en mis dedos y el peso destrozó las venas de los ríos que soñamos nuestros. Flotamos y perdimos pista, tiempo que creímos perseguir del otro, y por tanto, ciegos nos rozamos al pisar el viento.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Vientre

No es de ti ni de mí
el olor ácido dulce
de donde brotan
peces sabor a niña
ni el apretado grito
sofocado en risas.

Tal vez es nuestra
la melodía del vino
salino en tu cabello.

Somos del espejo fantasías
y de la noche sueños
que devoró la cama.

viernes, 10 de julio de 2009

jueves, 9 de julio de 2009

Otra de vaqueros

sólo niñas bien,
jonkies,
gays de closet,
gente del alto clero,
nuevos diputados elegidos (con acreditación debida),
ex penitenciarios,
piromaniacos,
señoras de tacón dorado,
y, sobre todo, seguidores new age.

Para toda la familia (open mind):

este 22 de julio Hernán y yo, abriremos la boca
en presencia de los desafortunados que asistan






martes, 12 de mayo de 2009

Paloma esquizofrénica



Les digo que no soy un ave; soy un humano dibujando una paloma sobre una pared blanca.

martes, 21 de abril de 2009

Nochesolaentucasaminalle



Lo mejot es el porno de los veintes. Nos hace falta un porro. Con triple erre. Ya no nos alcanza el pisto, el Reyes ha terminado, no tenemos mota. Nos lamentamos, qué fura de una noche loca, y yo qye no ùedo escribir, y pongo acentos a lo pendejo. Si de ensayos se trata y estan brindando a lo lejos, como beso al que me ama, ymienras los Chemicals brothgers suenan, y sin nos mordemos el olor es dulce. Con un olor a fruta madura.


lunes, 5 de enero de 2009

Desvelo

Nadie tuvo la culpa. Se veía venir.
Se consuelan los hermanos mientras toman café amargo en la orilla de la funeraria.
. A lo lejos responden las flores apelmazadas en coronas que inundan la modesta sala. Las mujeres han dejado de llorar, por el momento no tienen energía para continuar la competencia de berridos y mocos que mantienen desde hace horas. Sólo reina el murmuro de rezos en bocas de niños.
¡Déjenlo salir, déjenlo salir! La flaca pega al ataúd encolerizada.
¡Cabrones, hijos de la chingada! Sus hermanos la detienen en vilo y la sacan a rastras del lugar. Las mujeres comienzan a llorar de nuevo, y van subiendo el ruido mientras la flaca patea y se quiebra en sus rodillas.
Ya flaca, tranquila mija.
! Ya qué cabrón, dime, con una chingada, qué ¡
Ya deja de llorarle a ese miserable. Nada se merece.
La flaca siente el espinazo atravesado en el estómago. Agua tras agua, le inunda los velos del vestido. Rasca como perra las piedras de la banqueta. La observan entre la neblina de la madrugada.
Poco a poco el frío serena el ardor del corazón de la flaca. Se recoge del suelo y a tientas busca una orilla que la detenga. Las mujeres descansan otra vez de la competencia fúnebre. A tientas se acerca al ataúd, imaginando que atraviesa capa a capa el artefacto, hasta sentir la mano en hielo de su padre. Sus hermanos continúan en la esquina, haciéndose los dolidos mientras beben café con aguardiente.
Las lágrimas le buscan el hueco en el pecho, y se pierden al no encontrarle fondo. Se entrega al remolino del pasado; recuerda haberles dicho que lo tenía arreglado y terminado. Ellos, los justicieros de su vida y muerte, no se apiadaron de sus suplicas, de su perdón. Ahora todos los miran con sospecha, y aquel que la miraba tierno, que la adoraba tanto, ahora ese mirará gusanos que comerán a sus hijos por el resto de sus días. La flaca aprieta lo ojos y el vientre sacando gota a gota al asesino.